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Redes Sociales y Adolescentes.

Nativos digitales… obligados.

Desde hace unos años, se usa en los medios sociales y educativos un término para denominar a nuestros niños y jóvenes, los famosos nativos digitales.

Es un término que no termina de ser exacto, pues a mi modo de ver, falta un aspecto fundamental en esta denominación, que es el de obligados. Obligados porque nadie les preguntó si ellos querían vivir en una sociedad así, obligados porque desde que nacen ven en su entorno familiar maquinitas con pantallas táctiles, obligados porque desde que tienen uso de razón una cámara de fotos recoge cada momento de su vida, obligados porque vivimos en plena ebullición de la sociedad de la información y la comunicación, y obligados por muchas razones más.

Nuestra sociedad, la de la información y la comunicación, exige estar al día, exige que nuestros niños aprendan a controlar la tecnología que nos apabulla y que está en contínuo proceso de cambio y desarrollo, nos exige estar ahí, metidos en plataformas digitales, en redes sociales, navegando en la web.

Pero no entendáis esa exigencia como algo negativo, pues aunque tiene sus riesgos, soy de los convencidos de que ha llegado para hacer nuestras vidas más cómodas y fáciles en el ámbito personal y familiar, y más prácticas y productivas en el ámbito profesional.

De ahí que nuestros adolescentes y jóvenes que no usan las redes sociales se encuentren en un evidente peligro de exclusión, pues si todos están ahí, ellos no pueden ser menos. Para los jóvenes españoles de 14 a 26 años la comunicación a través de las redes y aplicaciones móviles se ha convertido en algo fundamental en sus vidas. No se trata de evitarlas, se trata de darles herramientas y normas de conducta preventivas.

Un regalo precoz.

Entre los 10 y 11 años, los niños españoles se enfrentan por primera vez al mundo de las redes sociales. Un ejemplo, con motivo de la primera comunión, en muchas regiones del país se ha establecido como regalo estrella el smartphone.

Así pues, nos encontramos con miles de niños cada año que, a temprana edad, acceden a un dispositivo con acceso a Internet, y en la mayoría de sus casos, con acceso a alguna aplicación de mensajería instantánea, primera toma de contacto con una red social en muchos casos, y uniéndose a grupos que se crean dentro de estas aplicaciones con compañeros de clase, por ejemplo. Otros tantos hacen sus primeros acesos a redes sociales con una aplicación basada en la publicación de fotos básicamente, donde se puede dejar un comentario de dicha foto, ésta es entendida como muchos como una red social de poco riesgo y sencilla para comenzar en este mundo virtual.

Pues bien, ninguna de las dos está exenta de peligros, y el mayor de todos es la sensación de un nuevo tipo de libertad, mal entendida en muchos casos, fruto de la ignorancia en el manejo de redes sociales por parte de los niños, pero también por la falta de información y preparación por parte de familias y centros educativos. Muchas familias dan acceso a sus hijos a las redes sociales, sin saber ni ellos mismos qué son, qué conlleva estar ahí o qué riesgos asumen.

La nueva libertad.

Internet permite a los adolescentes construir una relación con el otro (su par) en un espacio más libre, para hablar de temas que, de otra manera o en otro contexto, no abordarían.

La comunicación por Internet es un espacio propicio para compartir secretos y confidencias difíciles de expresar en persona. La mediación electrónica, la ausencia de imagen física y la anulación de la dimensión corporal les permiten hablar de sí mismos con menos inhibición, con mayor autenticidad, evitando el cara a cara y el juicio valorativo de sus pares. Se convierte en el escenario perfecto para comentar o publicar aquello que no somos capaces de hacer en persona, o en nuestro entorno familiar.

Internet genera en los adolescentes nuevas sensaciones de libertad y de autonomía, que rara vez experimentan en otras esferas de su vida diaria. De alguna manera, los jóvenes sienten que allí no existen las limitaciones. Y esta nueva sensación les hace, en ocasiones, cometer errores, pues es una libertad con riesgos. Las redes sociales presumen de ser entornos seguros, donde la privacidad es una de sus principales prioridades, y no dudo de ello, pero las manos expertas de un cracker pueden llegar casi a cualquier información, por privada que la hagamos.  De ahí que, en redes, debamos publicar cosas que no nos supongan un futuro quebradero de cabeza. Seguiremos profundizando en este tema un poco más adelante.

El primer peligro.

Cuando permitimos el acceso de nuestros hijos al universo de Internet, siempre tenemos en mente las redes sociales como el peligro potencial. Sin embargo, mucho antes de llegar a las redes sociales, los niños ya realizan búsquedas en la web, utilizando buscadores, alguno de ellos tan famoso que es utilizado por casi todos.

Los buscadores de Internet son un software, un programa informático, destinado a facilitarnos la búsqueda de alguna web en concreto o algún contenido específico, de hecho, ya casi no nos aprendemos la dirección web de un sitio, sino que lo buscamos directamente en dichos buscadores. Estos buscadores utilizan cookies, caché, historial de navegación… que guardan en su memoria nuestro rastro digital, es decir, nuestras preferencias de búsqueda, nuestras compras digitales, nuestras aficiones, etc. Aunque es un rastro sencillo de eliminar, muchos aún no saben ni cómo hacerlo, y el rastro se hace más grande cada vez. La solución, no aportar a estos buscadores información personal innecesaria en primer lugar, y después, hacer una limpieza rutinaria de caché y cookies.

Tú primero, por favor.

Es algo evidente, no podrás ayudar a tu hijo ante algo que desconoces, y aunque siempre podremos encontrar expertos asesores que nos ayuden, la primera ayuda es fundamental que ocurra en el núcleo familiar, así que el primer paso es aprender tú a usar y manejar las redes sociales, conocer sus riesgos y dominar consejos y técnicas de prevención. Como siempre me gusta decir, si eres un crack con las redes, tu hijo sabrá que su mundo es también el tuyo. Y como padres viviremos con la tranquilidad de saber que nuestro hijo no se mueve en un mundo totalmente desconocido para nosotros. Que ellos sepan que dominamos el terreno les dará confianza para contarnos cualquier problema que les pueda surgir.

Netiqueta.

Netiquette es una palabra derivada del francés étiquette y del inglés net o network, castellanizado como Netiqueta, o Etiqueta Net. Se utiliza para referirse al conjunto de normas de comportamiento general en Internet. La netiqueta no es más que una adaptación de las reglas de etiqueta del mundo real al virtual.

Ciertas pautas de acción y comportamiento a llevar a la práctica cuando usamos las redes sociales, hechas para garantizar el respeto y el buen hacer para con los demás en el mundo virtual.

Esta Netiqueta se ha convertido en el primer factor de prevención para evitar riesgos innecesarios en las redes sociales e Internet en general. Y poniendo en práctica estas normas, se ha demostrado que el riesgo de sufrir problemas en las redes se minimiza en un alto porcentaje. Respetando las normas, nuestra vida en las redes sociales debe ser tranquila y apacible.

El ser humano es social por naturaleza, pero las manera de relación cambian, y con ellas las normas y buenas prácticas de las que debemos hacer uso.

En cada comunidad virtual, aplicación o red social existen diferentes normas a seguir, pero el trabajo ha consistido en reunir todas en un decálogo que sirve para cualquier ámbito del mundo virtual.

Sin duda es la primera y más importante medida de prevención que podemos tomar con nuestros adolescentes y jóvenes en el mundo de las redes sociales y la comunicación por Internet.

Decálogo de normas básicas para el uso de redes sociales.

Extraído de mis apuntes de Cultura y Práctica Digital de 6º de Primaria.

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Este decálogo es una medida de prevención exquisita, pues si conseguimos que tanto nosotros como nuestros jóvenes y adolescentes lleven a cabo estas buenas prácticas en sus relaciones en redes sociales, estaremos garantizando un escudo protector enorme para su seguridad en este entorno, minimizando los riesgos. Como todos sabemos, no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.

Pautas de actuación.

Llegará el momento en que nuestros hijos accedan por primera vez a las redes sociales, si no lo han hecho ya. Y entonces comienza un nuevo ámbito en la relación padres-hijos que hasta ahora no existía, cómo acompañar y guiar a nuestros hijos en el mundo de las redes sociales. Nuestros padres no tuvieron que pasar por ahí cuando nos educaron a nosotros, es una etapa nueva, que marcará la historia de la humanidad, y que nos toca vivir y afrontar por primera vez y en el papel protagonista. Aunque las dudas se harán fuertes en nosotros, seguro que, con medidas como ésta, conseguimos dar el paso necesario para dejar una generación de nativos digitales totalmente formados y preparados en este mundo virtual y para el futuro que les espera.

¿Qué debo ver y qué no de sus redes sociales?

La privacidad depende de la edad del adolescente o el joven, con 18 años no debemos estar presentes en sus conversaciones privadas, ni en el entorno real ni en el virtual, pero sí que podemos y debemos preguntar quiénes son sus contactos o cuál es su actividad. Un padre siempre ejercerá de padre, independientemente de la edad de su hijo, pero debemos saber adaptarnos a cada etapa. En cambio, con 14 años, al igual que entramos de vez en cuando en el cuarto a ver qué hace, también podemos entrar con ellos en sus diferentes perfiles de redes sociales o preguntarles con más detalle sobre alguna acción o comportamiento en concreto.

Deben entender que la confianza se gana, que es algo frágil y que cuesta restaurarla cuando se rompe, que además de la edad será la responsabilidad de sus acciones pasadas las que determinen que tengan mayor o menor autonomía en su vida real y en su vida virtual.

En situaciones de riesgo, tener total acceso a su perfil puede ser vital para solucionar un problema complicado y atajarlo a tiempo.

¿Cuándo deben usar las redes sociales?

Una de las primera normas que ponemos en casa cuando hay smartphones es la del horario de uso. Es necesario poner horarios y restricciones al uso de smartphones en casa, y en consecuencia, al uso de las redes sociales. Primordial es el hecho de no caer en la famosa trampa de que «sólo es un segundo”…

Las redes sociales no deben usarse en tiempos destinados al estudio, al descanso o a la vida y reuniones familiares (como las comidas). Si queremos que nuestros hijos respeten las normas, lo primero es que los adultos den ejemplo y sean ejemplo. Los adultos, más que nunca, deben ser estrictos en el cumplimiento de las normas y restricciones que hagamos, para que la asimilación de dichas normas por parte de los menores sea real y sincera.

Hay que enseñarles que durante una actividad social en el mundo real no se debe estar usando a la vez las redes sociales, que siempre será de menor enriquecimiento para el menor.

¿Cómo debo ver su perfil?

Depende, de nuevo, de la edad del menor y de la relación previa que tengamos con él, la confianza que se haya establecido.

Hacerse un perfil propio en redes sociales y ser contacto de nuestros hijos es muy útil, sobre todo si el adolescente nos invita voluntariamente, aunque suene a ciencia ficción, afortunadamente cada vez es más habitual en redes sociales que adultos y adolescentes coexistan.

Pero entiendo que es una medida a veces complicada de conseguir. Otra forma es entrar con ellos directamente, sentándonos a su lado mientras observamos cómo usan sus redes sociales, como hacemos cuando decidimos participar de alguna actividad de nuestro hijo con sus amigos.

Otra vía útil es pedirles ver fotos o vídeos que hayan publicado y quieran enseñarnos y aprovechar para hacer alguna pregunta concreta que queramos saber sobre dicha publicación o alguna otra de la que tengamos constancia.

¿Qué debo comentar del uso que hacen?

Pues exactamente igual que en la vida real, debemos intervenir preguntando, corrigiendo o reforzando aquello que nos gusta que digan y hagan. El refuerzo positivo siempre derriba más muros que el negativo.

Con mano izquierda y sin emitir juicios, podemos comentar qué nos han parecido algunas cosas que hemos leído en sus redes o recomendar y compartir otras con ellos. Aprovechando cada acción para concienciar e inculcar los mismos valores de respeto y educación que les queremos inculcar en la vida real.

Control parental.

Existen multitud de aplicaciones de control parental, destinadas a controlar y vigilar la actividad del menor en las redes sociales y en el uso de su smartphone.

Con funciones tan variadas que van desde la prohibición de acceder a ciertas páginas web de contenido inadecuado, hasta monitorear al completo su actividad en redes sociales.

Estas aplicaciones de control parental normalmente requieren de la instalación en los dos dispositivos, el del menor y el del adulto responsable. Instalar alguna aplicación de estas características es una decisión importante, y el menor debe estar avisado e informado del uso de la misma.

Aplicaciones de control parental hay muchas en el mercado, algunas gratuitas, la mayoría de pago (con un precio simbólico generalmente) pero la diferencia entre una y otra no es el precio, pues cada una reúne unas características propias que harán que se ajuste más o menos a lo que cada familia necesite.

Así pues, es labor de cada familia informarse y asesorarse para que la elección de la aplicación sea la correcta y adecuada a sus necesidades.

Es bueno saber que los mismos sistemas operativos de nuestros dispositivos ya traen en su configuración algunas herramientas que hacen de los mismos un espacio más seguro para su uso por parte de los menores. Sólo es cuestión de investigar las opciones de privacidad y activar las que veamos necesarias en cada caso.

Asímismo, muchos antivirus de los que contratamos para nuestros equipos ya traen de serie la opción de control parental y protección del menor.

Ramón Rodríguez Galán @Profe_RamonRG

2 comentarios sobre “Redes Sociales y Adolescentes.

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